La colonia Morelos y los pachucos que yo percibí.
“El pachuco no quiere volver a su origen mexicano; tampoco -al menos en apariencia- desea fundirse a la vida estadounidense. Todo en él es impulso que se niega a sí mismo, nudo de contradicciones, enigma. Y el primer enigma es su nombre mismo: pachuco, vocablo de incierta filiación, que dice nada y dice todo... Queramos o no, estos seres son mexicanos, uno de los extremos a que puede llegar el mexicano.” Octavio Paz, El Laberinto de la Soledad (uno de los nueve ensayos que contiene, llamado: “el pachuco y otros extremos”)
“El auge de los Pachucos fue en los años 40's y 50's, la subcultura Pachuco disminuyó en los años 60's y principios de los años 70's, debido a la recesión y la naturaleza cada vez más violenta de vida de las pandillas en la frontera pues las bandas México-estadounidenses adoptaron un uniforme de camisas de franela y khakis o pantalones de mezclilla holgados, y un paliacate en la frente y que representaba la imagen del obrero en los Estados Unidos es así como surge el Cholo evolución del Pachuco y es así como el Pachuco iba realmente muriendo”. –Les recomiendo una película de Daniel Valdez que se llama Zoot Suit, que habla precisamente de la subcultura de los Chucos o Pachucos en los cuarentas en los Estados Unidos-.
“La etimología de la palabra pachuco proviene del náhuatl: Pachuco (< náhuatl pachoacan [lugar donde se gobierna] <) quizá queriendo connotar que el pachuco gobierna algo (un burdel, un casino, su barrio)” Wikipedia. Nada que ver con el gentilicio de Pachuca, Hidalgo que significa etimológicamente “lugar de plata y oro” El Pachuco que yo conocí en los albores de los sesentas y primeros años de mi infancia, nada tenían que ver con el gusto de la música como el Boggie, el Swing, el Mambo o el Danzón, su música preferida era el Rock and Rol y sus “ranflas” (automóviles) bien arreglados y limpios. Pantalones muy ajustados al cuerpo, cortos arriba del tobillo, calcetines llamativos y cabello “envaselinado” con copete prominente a la Elvis Presley ícono de la época.
Luego vinieron los levis Strauss y chamarras de cuero a prueba de navajazos.
Nada que ver con una película protagonizada por Germán Valdez “Tin Tan” en la cual llevaba ropa llamativa, el cual consistía en un traje con pantalón muy holgado, pero ceñido muy arriba de la cintura y en los tobillos, un saco largo con amplias solapas, y hombros amplios, acolchados, llamado Zoot Suit, se vestía con un sombrero tipo italiano y adornado con una pluma, el pantalón se vestía con tirantes y se adornaba con largas cadenas a un costado, y se utilizaba con zapatos estilo francés bicolor generalmente blanco y negro.
Retomando citas de Octavio Paz de su libro El Laberinto de la Soledad (la Primera edición se publicó en 1950 por Cuadernos Americanos) este describe lo siguiente: “Los pachucos eran bandas de jóvenes, generalmente de origen mexicano que viven en las ciudades del sur y se singularizan tanto como su vestimenta como por la conducta y el lenguaje”.
“Rebeldes instintivos, contra ellos se ha cebado más de una vez el racismo norteamericano. Pero los pachucos no reivindican su raza ni la nacionalidad de sus antepasados… el pachuco no quiere volver a su origen mexicano; tampoco –al menos en apariencia- desea fundirse a la vida norteamericana. Todo en el es impulso que se niega a sí mismo, nudo de contradicciones, enigma. Y el primer enigma es su nombre mismo: pachuco, vocablo de incierta filiación, que dice nada y dice todo… queramos o no estos seres son mexicanos, uno de los extremos a que puede llegar el mexicano (…)”
Los pachucos tienen su origen en los Ángeles, California. Extendiéndose esta subcultura al resto de las principales ciudades fronterizas de México con Estados Unidos, principalmente Tijuana y Cd. Juárez.
No aceptados y además temidos por la sociedad, empezaron a utilizar el lenguaje conocido como el Spanglish (Mezcla anacrónica de inglés y español) “porque se le olvidaba en gran parte el español”, en una película de Cantinflas exhibida en 1951 intitulada “Si yo fuera Diputado”, escribe este ilustre personaje al frente de su peluquería: “Para pachucos no hay servisio (sic) porque me caen gordos”.
En la colonia Morelos (Tijuana) había pachucos de dos clases: los bien vestidos y “los malillas”, pero tenían en común su falta de identidad, el gusto por la cerveza, alcohol y/o por la marihuana en la mayoría de los casos, asimismo las clásicas peleas por la defensa del terreno o el celo por “las morras” defendiendo la ética de la pelea uno a uno, “El tiro derecho”. Aunque el pachuco “malilla” a mi juicio se distinguía por su forma de caminar un poco encorvado meciendo rítmicamente sus hombros de un lado a otro -¿Qué onda loco?, ayer me “filerié” a un “bato” de la “Liber” por andar de “felón” con mi “ruca” en un “borlo” allá por el “Luna Park”, además “en la faena el loco” me llenó de “mole” mi “chevy” y “mi jefe” en la mañana, torció “la acción” al salir del “cantón” cuando se iba al “jale” y me “cagó el palo” pero la “desafané loco”, lo bueno que no olía a “grifa” porque le eché “flit” a la ranfla” … -lo anterior fue uno de los tantos relatos de aquella época que yo escuché.
Y a propósito de la marihuana o “grifa”, ya sea abiertamente o de manera discreta, Tin Tan hizo referencia al consumo de la marihuana, corporal o verbalmente. Si bien en las contadas películas donde actuó como pachuco hizo alusión, a muchas otras, las de la etapa pospachuco, también brotan de manera irreverente las menciones al hecho del consumo de la marihuana. Películas muy del gusto de los pachucos de los sesentas época a la cual hago referencia.
En las siguientes películas aparece Tin Tan evocando su gusto, él decía de manera irónica: “Yo tengo treinta años fumándola y no se me ha hecho vicio” (por la marihuana).
Me toco presenciar en el parque –hoy conocido como 18 de marzo- pleitos “campales”, a cadenazos, no únicamente entre los varones, sino también con mujeres al pasar por este sitio en mi paso de la escuela primaria “José María Larroque” (donde yo estudié) hacia mi casa.
En la referida Colonia Morelos, allá por las calles Manuel Acuña y Gómez Farías, se encontraba la peluquería de “Don Pancho” -la más popular de la colonia- también llegaban pachucos “a alinearse el peluquín” al final se quedaban viendo al espejo, satisfechos pagaban y se despedían con un fuerte e inconfundible aroma a “Fish” (brillantina liquida o sólida, muy en boga en las peluquerías populares de la época.)
Pero los pachucos también lloraban. En Tijuana, particularmente en la colonia Morelos (La More…) había una gran afición por el boxeo, principalmente por un joven llamado Gaspar Benítez Ortega “El Indio Ortega” (vivía en la Morelos) el cual se entregaba con todo el corazón en cada combate. (Me cuenta mi familia, yo prefería jugar a las canicas o ver la serie “Combat” estelarizada por el actor Vic Morrow).
En alguna ocasión supe por ahí que se fue de Tijuana con una bolsa de sándwiches y cinco dólares en pesetas en un autobús de Greyhound a conquistar el boxeo en el Madison Square Garden de Nueva York, en los sesentas. (El lo decía cuando lo entrevistaban y cuando salían a colación sus dificultades para descollar en el boxeo a nivel mundial)
Pocos pueden presumir de haber derrotado a legendarios ex campeones mundiales como Tony de Marco (dos veces), Kid Gavilán y Benny Kid Paret, así como a Isaac Logart y Johnny Gonsalves, y el "Indio" lo hizo.
Nacido en Mexicali, pero criado en Tijuana, me dicen que tuvo 10 hermanos y que ocultó su apellido paterno Benítez para usar el de su madre y así evitar que pudieran oponerse.
Se enfrentó a nueve campeones del mundo -cayó ante Emile Griffith, en su única oportunidad titular-. Su competitividad le hizo el preferido de las transmisiones por TV en Estados Unidos, por lo cual se le vio en 44 emisiones a nivel nacional.
Cuando se enfrentó a Griffith (un negrazo de las Islas Vírgenes) algunos pachucos que yo conocí, estando bien marihuanos, lloraban muy tristes por la derrota del “Indio Ortega”, allá por el callejón Huitzilac de la inolvidable Colonia Morelos.
Gaspar "Indio" Ortega fue de los peleadores más activos de su época, llegó a pelear 22 veces por año, en 1962 y 1963. Pero en 1964 subió al ring hasta en 29 ocasiones.Sus padres eran de origen zapoteca (Oaxaca) muy pobres se vinieron de Mexicali hacia Tijuana para ver si mejoraba su situación económica. Era el gran ídolo de los jóvenes pachucos, sobre todo, de aquellos que les gustaba “la camorra callejera”
Él estudió en la escuela primaria de la Colonia Morelos -donde yo asistí-, y según me relatan, su padre era un humilde hombre dedicado a la construcción. Gaspar iba a la escuela descalzo, porque su familia no tenía para comprarle zapatos y por esa razón se burlaban de él y le llamaban “indio” por su figura desaliñada, por su origen Zapoteca y además como ya apunté, por ir sin zapatos a la escuela, su infancia en esas condiciones debió ser muy triste para él y su familia. (Curiosamente nació un día de las brujas del año 1935)
Era la época en que los pachucos eran acosados por la policía, dada su actitud de rebeldía y de lastre social, solo que, muchos de los jóvenes, los bien vestidos pero copetones, también sufrían las consecuencias del tan mentado art. 145 y 145 bis, que versaba sobre la llamada disolución social, tan cuestionada durante el periodo gubernamental del presidente Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970) y por cierto, de triste recuerdo.
Cualquier joven en ese tiempo que era sorprendido “en bola” en cualquier sitio ya sea en la calle o en frente de su casa por la noche tomando cerveza o fumando marihuana o sin lo anterior era “levantado” y trasladado en las llamadas “Julias” –patrullas tipo panel, sin ventanas laterales ni traseras- a la demarcación de policía de la famosa calle ocho aquí en Tijuana.
Rubén Naranjo, primo mío, apodado el “Speddy González”, tenía una novia, su actual esposa, de nombre Rosa, el cual era vacilado así, por la letra de aquella canción que “refritió” en español Manolo muñoz y que decía entre otras cosas: …”Speddy González al rancho llegó…”, “¡Hey Rosita quieres comer tortillas con frijoles y chile…¡” . Me conto que en una ocasión le dieron un “levantón” enfrente de nuestra casa (rentada, por supuesto) ahí en la More…Se lo llevaron a “la Ocho” junto con sus amigos y posteriormente mi padre fue a pagar la multa, preguntando éste, por la razón de la detención de mi primo, solo le dijeron que eran “redadas” de pachucos antisociales. En aquel entonces mi primo era empleado de la agencia automotriz Ford, y ni él ni sus amigos eran pachucos antisociales.
Aunque como es natural, si había pachucos de esta condición, y hasta algunos de ellos se aprovecharon del rumorado caso de “La Enlutada”; (una aparición) que corría de boca en boca en toda la colonia en la década de los cincuenta, se trataba de una mujer que vestía toda de negro, dueña de un largo vestido mortuorio, un chal sobre sus cabellos igual de oscuros y un rebozo que le cubría la mitad del rostro.
Nadie supo nunca de dónde provenía, si portaba el luto por la ausencia de algún hijo, el esposo u otro familiar, y tampoco las causas por las cuales la espectral figura trazó un fantasmal y nocturno recorrido de la Colonia Morelos, allá por la calle Tlaltizapán hasta llegar al centro de la ciudad.
Pero nadie supo el fin que tuvo aquella “Enlutada” que de pronto surgió de la noche, causó general susto y se esfumó sin dejar rastro.
Sus recorridos generaron todo tipo de historias y versiones del porqué de sus apariciones.
Tuvo que intervenir la Policía para poner orden, con recorridos por las callejuelas más oscuras, donde lograron detener a muchos vivales, pero jamás registraron oficialmente la presencia de aquella dama de la noche: La Enlutada". (Frontera.info)