sábado, 31 de octubre de 2009

LA ENFERMERA EVA


Lic. Pedro Rivera Briseño
Leyendas de la Rumorosa
Dicen que en una ranchería cercana a la ciudad de Tijuana vivía una enfermera llamada Eva. Era muy conocida y respetada porque ayudaba a los enfermos y a los accidentados; sin importar la hora iba adonde se lo pidieran. Cierto día, llegó a su casa una señora que le rogó muy angustiada.
—Señorita Eva, mi esposo está enfermo, necesita que lo atiendan; por favor, venga a verlo.

— ¿Qué es lo que tiene? —preguntó la enfermera
—Ha tenido mucho dolor de estómago, toda la noche se estuvo quejando —respondió la mujer.
— ¿Por dónde vives?
—Cerca de La Rumorosa —contestó.
—Está lejos —dijo la enfermera—. Primero voy a ver a una vecina que también está enferma, pero dime cómo llegar y en cuanto me desocupe, iré para allá.

La señora le dio las señas del lugar y se fue. Mientras tanto, la enfermera tomó su maletín y se dirigió a la casa de su vecina. Terminada su visita, salió rumbo a La Rumorosa caminando bajo el calor intenso del mediodía, pero en su prisa por llegar adonde la esperaban, equivocó el camino.

—No veo ninguna casa —pensó preocupada— estoy segura de que me dijo que era por aquí.
Ya habían pasado varias horas desde que saliera de su casa y pronto oscurecería. Tenía hambre y sed porque el agua que llevaba se había terminado; aún así trató de no desesperarse. Levantó la vista y no miró otra cosa que piedras formando los enormes cerros de La Rumorosa... una sensación de temor la invadió porque sabía historias de ese lugar en las que se hablaba de aparecidos, brujas y quién sabe cuántas cosas más.

Decidió volver a caminar y guardando su miedo se metió entre aquellos cerros; con la noche las enormes piedras que se encontraban por todos lados se transformaban en horrendas personas y animales que gritaban su nombre: ¡Eva, Eva...!

La mujer echó a correr desesperada entre las rocas hasta que sus pies resbalaron y no supo más de sí. Con los días, los vecinos fueron a buscar a Eva a su casa, pero no la encontraron. No volvieron a saber de ella hasta que en las curvas de La Rumorosa vieron a una mujer vestida de blanco que pedía raite... el camino era tan difícil que nadie podía detenerse, pero aun así, cuando menos se lo esperaban, ¡aparecía sentada a un lado del que iba manejando! ¡El susto que se llevaban! La mujer se quedaba muda y siempre desaparecía frente al panteón. Se dice que todos estaban tan espantados que ya no querían pasar por aquellos lugares, pues corría el rumor de que era la enfermera muerta.

Otros cuentan que en la Cruz Roja de Tecate, muchos pacientes han sido atendidos por una misteriosa mujer que era muy cuidadosa en las curaciones y desaparecía siempre que llegaba la enfermera de turno; a pesar del susto que les dio ver cómo se desvanecía, la mayoría coincide en que siempre los favoreció. Mucha gente ha acudido con el padre para que ayude a la enfermera en pena, pero, como nadie sabe dónde murió, no han podido hacer nada; así, la muerta seguirá vagando por los caminos de La Rumorosa durante muchos años más. O bien, puede estar ahorita mismo a tu lado.

FUENTE: Tomado del libro La Rumorosa y los aparecidos. Textos de Rubén Fischer. Puedes consultar el resto de las leyendas en esta dirección electrónica:

martes, 20 de octubre de 2009

La Leyenda de La Tia Juana



Lic. Pedro Rivera Briseño


Esta lectura nos lleva a conocer la historia de la vida de una mujer conocida como “Tía Juana”, misma que en otros relatos ha sido erróneamente nombrada como una mujer envalentonada, malhablada y vulgar; que vendía licor y comida a los caminantes.


El relato comienza con la misión de Loreto fundada en 1697, por misioneros. Los primeros misioneros en esta cruzada fueron: los padres Juan María Salvatierra, Eusebio Francisco Kino y Juan Ugarte, los dos primeros con un reconocimiento muy notable en comparación al del padre Juan. Cuando los padres Salvatierra y Kino abandonaron la misión el padre Juan se quedó como director de ésta. Sin duda, el padre Juan, era considerado por Salvatierra como el apóstol y atlante de las californias. En uno de sus viajes a esta nueva tierra (México) el invencible padre construyó un barco nombrado el “Triunfo de la Cruz” que fue lanzado al agua en 1719.


Después de cada viaje, el padre Juan por orden del virreinato visitaba a sus principales benefactores que apoyaban con dinero para beneficio de las misiones. En una de esas visitas conoció a la familia del marqués de Villapuente, don José de la Peña y Puente dueño de una gran fortuna y minas de plata y oro. Aún cuando los marqueses no tenían hijos adoptaron a tres sobrinos que quedaron huérfanos. Eran dos jóvenes y una muchacha el primero de nombre Alfonso el segundo Manuel y la menor de ellos Juana. Los tres al ser educados por los marqueses acudieron a las escuelas más prestigiosas convirtiéndose así en, don Adolfo un militar, don Manuel en maestro y doña Juana quien en un convento de monjas se inicio en un noviciado pero no tomo los votos. De aquí parte la vida de esta mujer, ella y sus dos hermanos deciden heredar sus bienes al padre Ugarte pero no sólo eso sino también acompañarlo y ser de ayuda en las misiones.


Llegando a las misiones don Adolfo obtuvo el puesto de teniente en el destacamento de San José del Cabo de San Lucas, Manuel y Juana se quedaron con el padre Juan a ayudarle en la misión ambos como maestros. Más adelante, el padre Juan partió a una nueva expedición junto con don Manuel, dejando a cargo de la misión al padre Ángel, el padre Guillén y a doña Juana y Javier como maestros. Doña Juana no sólo echaba de menos a sus hermanos sino que vivía en una constante incertidumbre respecto al destino incierto de sus hermanos, sin embargo distrajo su angustia en los quehaceres de la misión los cuales eran muchos, ya que había brotes epidemiológicos y los viáticos ya eran insuficientes. Sin embargo una mañana no sólo se encontró con la sorpresa de que sus hermanos ya habían regresado sino que don Manuel y su esposa Elvira ya la habían hecho tía, nombrándola así la Tia Juana

Tiempo después Elvira la esposa de don Manuel fallece al dar a luz a su segundo hijo orillando así a Manuel a dejar a cargo de su hermana Juana a sus hijos y una joven indígena llamada Mariana. Don Manuel tiempo más tarde fallece. Juana, día con día sigue haciendo sus labores en la misión de una manera muy devota y un día sin esperarlo llegó a su vida un hombre llamado don Felipe que estaría perdidamente enamorado de ella, y aún cuando a ella no le era indiferente no permitió que se diera una relación porque su dedicación y entrega a la misión era mucho más grande que cualquier otra cosa.


Después de un tiempo su hermano don Adolfo y don Felipe parten a una nueva expedición y logran tener éxito encontrando una nueva tierra cercas de la bahía de San Diego. Don Adolfo, decide regresar a Loreto, en busca de su hermana y sobrinos partiendo así después con ellos a esa nueva tierra. Llegando allí la Tía Juana se encuentra con la sorpresa de que don Felipe le había construido una ranchería llamada Ranchería de la Tía Juana. Juana en esa ranchería siguió no sólo dedicando sus vida a cultivar a los indígenas, sino que también los protegía incluso cuando se planeaba una invasión sobre ellos en el año de 1766, logrando así una intervención y haciendo labor de convencimiento con el padre Link, para que no se diera ésta; doña Juana logro con éxito que no se diera la invasión con violencia y se respetara la vida de los indígenas los cuales por esto y muchas otras cosas la quisieron mucho. Para 1769, doña Juana enfermaría y poco después moriría.


Finamente, podemos decir que la leyenda sobre la vida de esta mujer fue muy importante para la fundación de Tijuana, ya que marca una idea basada en una lucha por estas tierras y sus indígenas. La Tía Juana ha sido y será para esta ciudad la madre que la vio nacer y para muchas otras personas fuente de inspiración.


Fuente: Carla Echevarría:
http://fronteranorteuabc.blogspot.com/search/label/02%20historia%20mitos%20y%20leyendas%20de%20la%20frontera
Referencias citadas: José Manuel Valenzuela Arce (coord.)(2000) Entre la magia y la historia. Tradiciones, mitos y leyendas de la frontera. Tijuana, El Colegio de la Frontera Norte, plaza y Valdés.

viernes, 2 de octubre de 2009

ORIGINAL TORRE DE AGUA CALIENTE


Símbolo de Tijuana



Lic. Pedro Rivera Briseño

La conocida Torre de Agua Caliente, después Faro Carranza y finalmente, conocida como Torre Tijuana, ha sido a lo largo de la historia de Tijuana, un símbolo que ha identificado mundialmente a la ciudad. La razón de ello es por la belleza del estilo arquitectónico que poseía la torre, además de ser un ícono que representa una de las etapas históricas más importantes del turismo que se desarrolló en esta ciudad en el siglo XX.
Asimismo por la representatividad que ha tenido para los tijuanenses que ha sido empleada como logotipo por organizaciones sociales, culturales, deportivas y políticas de la localidad.

EN EL COMPLEJO TURÍSTICO
El Complejo Turístico de Agua Caliente consistió en una serie de espacios como un hotel con 50 habitaciones, los bungalows, el fastuoso y elegante casino, balneario, hipódromo, galgódromo, campo de golf profesional de 18 hoyos y una pista de aterrizaje para avionetas que en su conjunto, presentaban excelentes servicios a sus miles de visitantes. Es importante remarcar que Agua Caliente llegó a tener renombre más allá de las fronteras del país, no sólo en los Estados Unidos, sino también en Europa y Asia.
Sin duda, uno de sus principales espacios turísticos de Agua Caliente fue el casino donde noche a noche por espacio de siete años se practicaron todo tipo de juegos de azar. Sin embargo, para 1935, el presidente de la República, Lázaro Cárdenas, emitió un decreto en el que prohibía la práctica de los juegos de azar en todo el país por lo que Agua Caliente tuvo que cerrar sus puertas.

En ese contexto se construyó la Torre de Agua Caliente en 1929. Funcionó en primer momento como campanario en las instalaciones del hotel y después a las afueras de éste. Sirvió también como punto de referencia a los visitantes que llegaban por vehículos a lo largo del camino que dirigía a Agua Caliente. El diseño de la torre, al igual que el resto de los trabajos de diseño del Complejo Turístico, estuvo a cargo del estadounidense Wayne McAllister.

EN LOS AÑOS CUARENTA
Cuando el centro fue expropiado en 1937 por el General Lázaro Cárdenas, y en 1939 las instalaciones se acondicionaron como aulas educativas, la torre se convirtió en el símbolo del Centro Escolar. Después lo Torre fue empleada como faro para dar servicio al primer aeropuerto de la ciudad, en donde hoy se encuentra localizado el fraccionamiento Aviación.
Lamentablemente el día 12 de diciembre de 1956 la Torre se incendió por completo, desapareciendo del escenario geográfico, pero no del imaginario colectivo de Tijuana, ya que la figura de la torre se utiliza como logotipo de numerosos grupos sociales de la comunidad. Inclusive desde el mismo momento de su desaparición se consideró la posibilidad de realizar una réplica.

LA CONSTRUCCIÓN DE LA RÉPLICA
En los años ochenta del siglo XX, el Club de Leones de Tijuana promovió la construcción de una réplica y el X Ayuntamiento de Tijuana se encargó de iniciar las obras de jardinería en el denominado Parque Fundadores, predio que recién se había expropiado para ligar al nuevo Bulevar Fundadores con el Agua Caliente. Para ello, se organizó un comité que tendría la tarea de emprender una cruzada entre los tijuanenses, con el objeto de recaudar fondos para su construcción. Entre ellos se encontraba el Arq. Antonio Padilla Corona, quien era jefe de proyectos de la Dirección de Obras Públicas Municipales y realizó el proyecto y la maqueta de lo que se denominó Parque Fundadores así como el Ing. Jorge Ruiz Fitch, encargado de la construcción de la torre.

Réplica de la Torre de Agua C.

El arranque de la obra fue el día 11 de julio de 1984, con la presencia de la comunidad tijuanense y en forma muy especial, de los integrantes del Club de Leones, autoridades civiles y militares. Es muy oportuno destacar la labor que efectuaron los socios leones para que la obra se llevara a la realidad, ya que fueron los promotores y gestores de los recursos económicos para su realización

El mejor ejemplo fue el maratón aéreo que efectuó el piloto aviador y socio león Sergio del Río, quien en una avioneta recorrió el cielo de Tijuana por 48 horas con el fin de obtener fondos para la obra. Después de cuatro años de distintos esfuerzos, finalmente, la Torre de Tijuana, como se le llamó, fue inaugurada el 14 de mayo de 1988. En la actualidad y en su interior cuenta con el Salón de la Fama que muestra la historia del deporte tijuanense. Pero sin duda, la Torre continua siendo una imagen representativa del devenir de nuestra historia de Tijuana así como un emblema para las nuevas generaciones de tijuanense y en un ícono del escenario urbano de la ciudad

Fuente: José G. Rivera Delgado rivedelgado@hotmail.com
Archivo Histórico de Tijuana.


P.D. El gobernador Braulio Maldonado (1953-1959) la mando quemar (era de madera), según se dice por ahí…
Esta torre se ubicaba en donde ahora está el monumento al libro de texto y se incendio el 12 de Diciembre de 1956. Se manejo como que manos criminales le habían prendido fuego, que había sido intencional de acuerdo al periódico El Heraldo de esa fecha.
Por aquellos años y efectivamente en la prensa se daba a conocer la noticia, e inclusive se mencionaban nombres de hijos de prominentes tijuanenses de aquella época, en los corrillos estudiantiles se manejaban los nombres de los alumnos que aparecían como responsables, pero como siempre sucede, se opto por la versión del cortocircuito y el argumento de que la Torre era muy vieja y de material de mampostería y por ello altamente flamable.
La urna para los donativos se instalo en calle 7ma. y Revolución y coopero toda la ciudadanía, se efectuó en dos Aviones Cessna 150, los piloteo durante 2 o 3 días sin descansar y solo aterrizando para reabasto de combustible, necesidades fisiológicas y remuda de naves para mantenimiento, la toma de alimentos la efectuaba en el aire. Aquel intrépido aviador y locutor se llamo José Luis Rivas Marentes, mientras volaba subía con él un medico para revisar sus reflejos y condiciones físicas. Uno de los aviones aun existe perfectamente restaurado y en condiciones de aeronavegabilidad en la ciudad de Los Ángeles, en California, resguardado en un hangar cuyo propietario es un norteamericano que lo adquirió de José Luis al conocer su historia.