sábado, 22 de mayo de 2010

La esquina de México


Lic. Pedro Rivera Briseño

Los estados de California y Baja California están unidos –o separados– por 224 kilómetros de frontera desde 1994, cuando Estados Unidos puso en marcha la Operación Guardián, se comenzó a instalar un muro metálico de tres metros de alto con remates en greca para impedir que los indocumentados la saltaran., construido con planchas que fueron usadas por el ejército estadounidense en la operación “Tormenta del Desierto”, durante la Guerra del Golfo Pérsico en 1991.


La valla fue instalada por el Primer Batallón de Construcción Anfibia de la Guardia Nacional. Inicialmente se utilizaron 12 soldadores para unir las primeras cien yardas. Luego, llegaron 20 ingenieros de la Guardia Nacional de Missouri. Las láminas de metal se utilizaban en Irak, Kuwait y Arabia Saudita como pista de aterrizaje para aviones de transporte de tropas y para que las orugas de los tanques pudieran desplazarse por la arena. Nueve años después, esas planchas tan efectivas en aquella región árabe fueron recicladas y se emplean en un conflicto de baja intensidad con un país vecino al que se supone amigo y socio comercial.


La mañana del 1 de octubre de 1994, la frontera de San Diego, desde las playas en el Pacífico hasta San Ysidro, cientos de patrulleros fronterizos aparecieron desplegados en forma de punta de flecha doble, alejados unos 50 metros de la barda. Se veían porque también sorpresivamente se encendió un sistema de alumbrado igual al que se utiliza para eventos deportivos nocturnos en los estadios. Había lanchas rápidas, decenas de vehículos nuevos, agentes montados, motocicletas tipo todo terreno, helicópteros y hasta perros entrenados para seguir rastros de indocumentados.


Es una división del territorio mexicano del americano, que también dividen a las familias. Del lado "americano", como le llaman, está el Board Field International Park, con largos paseos de cemento y extensas zonas de césped y playa y una vista panorámica de San Diego, California.
En México, florece una localidad bulliciosa que presume de una plaza de toros de gran capacidad, apenas a unos 50 metros de la línea y que resalta entre cientos de casas, con un comercio que crece con el turismo de las familias Tijuanenses.



Playas de Tijuana es el lugar favorito de la clase media baja de Tijuana, y cada fin de semana el lugar se llena de familias que preparan sus alimentos en la playa, mientras los niños se bañan en el mar bien sujetos al muro fronterizo que les sirve de protección.


Los motoristas de la patrulla fronteriza graban en vídeo y toman fotografías de cualquier intento de cruce, un helicóptero sobrevuela el sitio cada 30 minutos y frente a las costas siempre hay barcos pendientes de todo movimiento.
Es pues, “la frontera más vigilada del mundo", antes de la existencia del muro, los mexicanos teníamos la libertad de caminar por la playa al menos unos 200 metros dentro de territorio estadounidense.


La tranquilidad vigilada de estas playas contrasta radicalmente con la violencia del narcotráfico que asuela a Tijuana, una ciudad de más de 2 millones de habitantes, que ha sido en los últimos años el escenario de la guerra por el control de las rutas de la droga, añadido a esto tenemos, la crisis económica y el azote -o mito- del virus de la Influenza, desde hace meses.
Tijuana recibió el año pasado 15 millones de visitantes, de ellos 13 millones procedentes de California (Estados Unidos), según la oficina de turismo de esta ciudad.En Estados Unidos hay alrededor de once millones de mexicanos, de los cuales unos seis millones son indocumentados.

Fuente: Roberto Bardini - rodelu.net

viernes, 14 de mayo de 2010

LA OTRA CARA DE TIJUANA

Lic. Pedro Rivera Briseño


“Pobre de México tan lejos de dios y tan cerca de los Estados Unidos…”
Esta frase, se le acredita al general Porfirio Díaz, el cual la cita en una entrevista a un diario español. Pero realmente quien la mediatiza en México fue Nemesio García Naranjo (1883-1963), intelectual regiomontano, periodista, diputado federal, director del periódico La Tribuna y colaborador del semanario Siempre.

Independiente de su origen, estas palabras, forman en su conjunto una especie de lamento nacional por el fatalismo geográfico, político y social que encierran, y están hoy muy presentes.

Cerca de medio millón de personas que superan los 22 mil hogares en condiciones de pobreza alimentaria y patrimonial existen en Tijuana, sin contar los cientos que estarán en condición crítica a finales del 2010, ya que se tendrán menos oportunidades de mejorar economía y mantener el empleo, dicen estudios de El Colef.

La mayoría de las colonias populares de Tijuana, surge a contracorriente. Miles de mexicanos provenientes de otros estados del la República, llegaron a Tijuana con la intención de cruzar hacia los Estados Unidos en la búsqueda de mejores condiciones de vida para ellos y sus familias.
Quienes no lo lograron, se enfrentaron a una disyuntiva: regresar a sus lugares de origen, o asentarse en la ciudad en espera de otras oportunidades para pasar al otro lado de la línea fronteriza. Algunos volvieron. Para quienes se quedaron empezó otro calvario: conseguir un lugar donde asentarse y vivir. La población proveniente de otras entidades representa alrededor del 50% de la población tijuanense.
La llegada de los migrantes acentuó el proceso de especulación de la tierra urbana. Las tierras planas, accesibles, cercanas al centro de la ciudad y a la línea fronteriza, pronto quedaron fuera del alcance de las gentes de menores recursos, iniciándose con ello el proceso de organización y lucha popular para “colonizar” los cerros, los cañones, los arroyos; en suma de los sitios poco atractivos para vivir por su topografía, lejanía y grado de peligrosidad.
En consecuencia, el grado de accesibilidad a cada comunidad, fue uno de los factores determinantes para la dotación de servicios públicos, situación que fue conformando al paso de los años, la dicotomía que aún persiste en muchas partes de la ciudad y cuyo indicador más evidente es la existencia de dos Tijuanas: la Tijuana cosmopolita, progresista, con obras de infraestructura, la Tijuana turística y de buen ver y la otra Tijuana de los pobres, que viven en las cañadas y lomeríos, la Tijuana de los olvidados, de los desposeídos.
Así, fue notorio que el progreso de cada comunidad, considerada en forma individualizada, fue posible gracias al tesón de sus pobladores y dirigentes por acceder a los servicios fundamentales, más que a una acción planificada de las autoridades para equilibrar las condiciones del desarrollo urbano. No existió una visión integral de la ciudad que permitiera jerarquizar la problemática y proceder conforme a dicha jerarquía.
Las zonas con mayor marginación en Tijuana son las colonias ubicadas en la zona Este de la ciudad, además de algunos cañones como el del Sainz, el Pato, así como las colonias ubicadas detrás de Playas de Tijuana (Colef).
De igual manera, colonias como Lomas del Valle, el Niño, Maclovio Rojas, Rancho Las Flores, Ejido Lázaro Cárdenas, Miramar, Cumbres de Inett, Divina Providencia, Los Alcatraces, Terrazas del Valle, San Luis, Genaro Vázquez y Lomas de San Antonio.
Entre las acciones de política pública que se deben considerar en la política social de Tijuana deben de estar las acciones relacionados con la seguridad pública, la regularización de predios, los programas de salud e infraestructura urbana. Se tiene la necesidad de aumentar el número de apoyos económicos para proyectos productivos con el fin de generar autoempleo para el 2011 para evitar un alza en los niveles de desempleo y de pobreza en Tijuana y de Baja California.

viernes, 23 de abril de 2010

CARTOLANDIA

Lic. Pedro Rivera Briseño



Las obras de canalización del Río Tijuana se iniciaron en 1972, y su principal promotor fue el Lic. Milton Castellanos Everardo, gobernador del estado. Además de resolver en gran parte el problema de las inundaciones que afectaban a la ciudad, al urbanizarse la zona del canal se acabó con “Cartolandia”, barrio pegado a la línea internacional, cerca del antiguo puente México, formado por jacales de cartón y láminas, insalubre y maloliente; 633 familias del lugar fueron ubicadas en el llamado Centro Urbano 70-76, y otras 950 en el Reacomodo Sánchez Taboada. Actualmente la llamada Zona Río, muy cerca del canal, constituye un área comercial moderna y de primer orden.


CARTOLANDIA EN 1970
El desolado panorama de Tijuana en la década de los setenta, desde el punto de vista social, era el resultado de las elevadas tasas de crecimiento demográfico registradas durante los decenios cincuenta y sesenta, que provocaron estragos urbanos en esos años. En el periodo de 1950-1960 Tijuana tuvo una tasa de crecimiento del orden de 9.7 por ciento, a diferencia del estado (8.6) y del país (3.1). En las décadas 1960-1970, la tasa se redujo a 7.8 por ciento, pero continuaba muy por encima de los ritmos de crecimiento de otras entidades y del propio estado de Baja California (5.5).


Más recientemente, en el periodo 1970-1990, Tijuana experimentó un crecimiento anual promedio del 3.8 por ciento, mientras que el del estado y el país fue de 3.1 y 2.5 respectivamente. Esto significa que en el mismo periodo Tijuana necesitó solamente 18 años para duplicar su población, mientras que a nivel estatal y nacional la población se duplicó en 23 y 28 años, respectivamente. Aún ahora, su tasa sigue siendo más elevada que la de otras importantes ciudades mexicanas.

CARTOLANDIA SE DESPIDE…
Es sabido que a lo largo de la década de los setenta, en Tijuana se fueron estableciendo amplios y extensos asentamientos irregulares, invasiones de predios por grupos sociales demandantes de tierra para vivir y, en paralelo, se iba desarrollando uno de los movimientos urbanos populares más significativos que ha tenido la ciudad, cuyo eje de actividad era la demanda por servicios y terrenos para construir su vivienda.


Asentamientos como los de "Cartolandia" en las cercanías de la línea internacional y otros menos precarios, albergaban a una parte de la población "flotante" o aquélla en tránsito hacia los Estados Unidos. Al iniciarse la canalización del Río Tijuana en 1972, éstos y otros asentamientos fueron desalojados por el gobierno que construyó como alternativa varios fraccionamientos, entre los que se destacan el Centro Urbano 70-76 con cabida para 633 familias y el "Reacomodo Sánchez Taboada" en donde se ubicaron aproximadamente 950 familias.


Otros testimonios…

COMENTARIO SOBRE CARTOLANDIA… J. Jesús Blancornelas, a su llegada a la ciudad en marzo 7 de 1960, Dobleplana, ZETA…
“Desde allí, por vez primera vi a lo lejos “el alambre”, la línea internacional, “el otro lado”; para sentir lo que aquél cuando compuso “…qué lejos estoy del suelo donde he nacido”.La circulación en el puente era de doble sentido. Pasamos sobre el lecho de un río que ni agua llevaba, era puro terregal, ni siquiera yerbas, pero eso sí, mucha basura. Luego me impresionó un amontonado, apretujado, caserío. Resaltaba un hotel que irónicamente se llamaba Vista al Río. Esto –me decía yo en silencio– no hay en San Luis Potosí. Comparaba y recordaba: Allá por lo menos las casitas de los humildes son de adobe. Aquí estaban peor. De tablas, de cartón y de viejas láminas corrugadas, a lo mejor sacadas del desecho.


El caserío, que después me dijeron lo llamaban “Cartolandia”, era como un latifundio de pobreza y por ello de abandono, de suciedad y de peligro. Peor que aquellos miserables escenarios descritos por Oscar Lewis en Los Hijos de Sánchez. Todo aquello tenía como límites: la alambrada, al norte; el puente México, al sur; el lecho del río, al este, y al oeste topaba con el edificio cercano a la avenida Revolución, allí donde Chavita tenía su fonda y, enseguida, estaba El Heraldo de don Rubén D. Luna.”


La historia de "Cartolandia" y su desaparición nos la cuenta el entonces gobernador del Estado, Milton Castellanos Everardo, quien de paso nos muestra su visión de la pobreza como ofensa y vergüenza social:

MILTON CASTELLANOS
El primer gobierno constitucional del Estado expidió un decreto estableciendo que los terrenos del lecho del Río Tijuana eran propiedad del estado, contra el cual se interpusieron una serie de recursos legales ante las autoridades correspondientes... Posteriormente, el gobierno del estado, el municipal y el federal, luchando siempre entre sí por el control de esos terrenos y de las obras para su rehabilitación, impidieron que la canalización fuera realizada, llegándose al extremo de permitir que en la zona se estableciera un basurero y que en el mismo se instalaran barracas que albergaban a los recogedores de basura...A consecuencia de lo anterior nació la llamada Cartolandia, que pronto llegó a convertirse en una verdadera pústula para la ciudad de Tijuana, ofreciendo un espectáculo de lo más desagradable y vergonzoso para el país entero. Chozas de cartón, de pedazos de madera, de botes viejos, abrigando a la gente que vivía en la inmundicia y en una increíble promiscuidad...La canalización del Río Tijuana y la manera en que quedó solucionado el problema de ´Cartolandia´ se pueden considerar como pasos decisivos para que Tijuana, el estado y el país entero, se liberaran de una imagen poco digna, que nos hacía sentir avergonzados ante los comentarios, siempre tendenciosos -pero en este caso justificados-, con que suele lastimarnos la prensa norteamericana. Hoy, en lugar de ´Cartolandia´, nos enorgullecemos de encontrar un complejo urbanístico de primer orden, a la altura de cualquier ciudad del mundo.

Fuente: POBREZA Y DESIGUALDAD SOCIAL EN TIJUANA
Benedicto Ruiz Vargas*Patricia Aceves Calderón
http://www.youtube.com/watch?v=iIMx2smyZKg

sábado, 31 de octubre de 2009

LA ENFERMERA EVA


Lic. Pedro Rivera Briseño
Leyendas de la Rumorosa
Dicen que en una ranchería cercana a la ciudad de Tijuana vivía una enfermera llamada Eva. Era muy conocida y respetada porque ayudaba a los enfermos y a los accidentados; sin importar la hora iba adonde se lo pidieran. Cierto día, llegó a su casa una señora que le rogó muy angustiada.
—Señorita Eva, mi esposo está enfermo, necesita que lo atiendan; por favor, venga a verlo.

— ¿Qué es lo que tiene? —preguntó la enfermera
—Ha tenido mucho dolor de estómago, toda la noche se estuvo quejando —respondió la mujer.
— ¿Por dónde vives?
—Cerca de La Rumorosa —contestó.
—Está lejos —dijo la enfermera—. Primero voy a ver a una vecina que también está enferma, pero dime cómo llegar y en cuanto me desocupe, iré para allá.

La señora le dio las señas del lugar y se fue. Mientras tanto, la enfermera tomó su maletín y se dirigió a la casa de su vecina. Terminada su visita, salió rumbo a La Rumorosa caminando bajo el calor intenso del mediodía, pero en su prisa por llegar adonde la esperaban, equivocó el camino.

—No veo ninguna casa —pensó preocupada— estoy segura de que me dijo que era por aquí.
Ya habían pasado varias horas desde que saliera de su casa y pronto oscurecería. Tenía hambre y sed porque el agua que llevaba se había terminado; aún así trató de no desesperarse. Levantó la vista y no miró otra cosa que piedras formando los enormes cerros de La Rumorosa... una sensación de temor la invadió porque sabía historias de ese lugar en las que se hablaba de aparecidos, brujas y quién sabe cuántas cosas más.

Decidió volver a caminar y guardando su miedo se metió entre aquellos cerros; con la noche las enormes piedras que se encontraban por todos lados se transformaban en horrendas personas y animales que gritaban su nombre: ¡Eva, Eva...!

La mujer echó a correr desesperada entre las rocas hasta que sus pies resbalaron y no supo más de sí. Con los días, los vecinos fueron a buscar a Eva a su casa, pero no la encontraron. No volvieron a saber de ella hasta que en las curvas de La Rumorosa vieron a una mujer vestida de blanco que pedía raite... el camino era tan difícil que nadie podía detenerse, pero aun así, cuando menos se lo esperaban, ¡aparecía sentada a un lado del que iba manejando! ¡El susto que se llevaban! La mujer se quedaba muda y siempre desaparecía frente al panteón. Se dice que todos estaban tan espantados que ya no querían pasar por aquellos lugares, pues corría el rumor de que era la enfermera muerta.

Otros cuentan que en la Cruz Roja de Tecate, muchos pacientes han sido atendidos por una misteriosa mujer que era muy cuidadosa en las curaciones y desaparecía siempre que llegaba la enfermera de turno; a pesar del susto que les dio ver cómo se desvanecía, la mayoría coincide en que siempre los favoreció. Mucha gente ha acudido con el padre para que ayude a la enfermera en pena, pero, como nadie sabe dónde murió, no han podido hacer nada; así, la muerta seguirá vagando por los caminos de La Rumorosa durante muchos años más. O bien, puede estar ahorita mismo a tu lado.

FUENTE: Tomado del libro La Rumorosa y los aparecidos. Textos de Rubén Fischer. Puedes consultar el resto de las leyendas en esta dirección electrónica:

martes, 20 de octubre de 2009

La Leyenda de La Tia Juana



Lic. Pedro Rivera Briseño


Esta lectura nos lleva a conocer la historia de la vida de una mujer conocida como “Tía Juana”, misma que en otros relatos ha sido erróneamente nombrada como una mujer envalentonada, malhablada y vulgar; que vendía licor y comida a los caminantes.


El relato comienza con la misión de Loreto fundada en 1697, por misioneros. Los primeros misioneros en esta cruzada fueron: los padres Juan María Salvatierra, Eusebio Francisco Kino y Juan Ugarte, los dos primeros con un reconocimiento muy notable en comparación al del padre Juan. Cuando los padres Salvatierra y Kino abandonaron la misión el padre Juan se quedó como director de ésta. Sin duda, el padre Juan, era considerado por Salvatierra como el apóstol y atlante de las californias. En uno de sus viajes a esta nueva tierra (México) el invencible padre construyó un barco nombrado el “Triunfo de la Cruz” que fue lanzado al agua en 1719.


Después de cada viaje, el padre Juan por orden del virreinato visitaba a sus principales benefactores que apoyaban con dinero para beneficio de las misiones. En una de esas visitas conoció a la familia del marqués de Villapuente, don José de la Peña y Puente dueño de una gran fortuna y minas de plata y oro. Aún cuando los marqueses no tenían hijos adoptaron a tres sobrinos que quedaron huérfanos. Eran dos jóvenes y una muchacha el primero de nombre Alfonso el segundo Manuel y la menor de ellos Juana. Los tres al ser educados por los marqueses acudieron a las escuelas más prestigiosas convirtiéndose así en, don Adolfo un militar, don Manuel en maestro y doña Juana quien en un convento de monjas se inicio en un noviciado pero no tomo los votos. De aquí parte la vida de esta mujer, ella y sus dos hermanos deciden heredar sus bienes al padre Ugarte pero no sólo eso sino también acompañarlo y ser de ayuda en las misiones.


Llegando a las misiones don Adolfo obtuvo el puesto de teniente en el destacamento de San José del Cabo de San Lucas, Manuel y Juana se quedaron con el padre Juan a ayudarle en la misión ambos como maestros. Más adelante, el padre Juan partió a una nueva expedición junto con don Manuel, dejando a cargo de la misión al padre Ángel, el padre Guillén y a doña Juana y Javier como maestros. Doña Juana no sólo echaba de menos a sus hermanos sino que vivía en una constante incertidumbre respecto al destino incierto de sus hermanos, sin embargo distrajo su angustia en los quehaceres de la misión los cuales eran muchos, ya que había brotes epidemiológicos y los viáticos ya eran insuficientes. Sin embargo una mañana no sólo se encontró con la sorpresa de que sus hermanos ya habían regresado sino que don Manuel y su esposa Elvira ya la habían hecho tía, nombrándola así la Tia Juana

Tiempo después Elvira la esposa de don Manuel fallece al dar a luz a su segundo hijo orillando así a Manuel a dejar a cargo de su hermana Juana a sus hijos y una joven indígena llamada Mariana. Don Manuel tiempo más tarde fallece. Juana, día con día sigue haciendo sus labores en la misión de una manera muy devota y un día sin esperarlo llegó a su vida un hombre llamado don Felipe que estaría perdidamente enamorado de ella, y aún cuando a ella no le era indiferente no permitió que se diera una relación porque su dedicación y entrega a la misión era mucho más grande que cualquier otra cosa.


Después de un tiempo su hermano don Adolfo y don Felipe parten a una nueva expedición y logran tener éxito encontrando una nueva tierra cercas de la bahía de San Diego. Don Adolfo, decide regresar a Loreto, en busca de su hermana y sobrinos partiendo así después con ellos a esa nueva tierra. Llegando allí la Tía Juana se encuentra con la sorpresa de que don Felipe le había construido una ranchería llamada Ranchería de la Tía Juana. Juana en esa ranchería siguió no sólo dedicando sus vida a cultivar a los indígenas, sino que también los protegía incluso cuando se planeaba una invasión sobre ellos en el año de 1766, logrando así una intervención y haciendo labor de convencimiento con el padre Link, para que no se diera ésta; doña Juana logro con éxito que no se diera la invasión con violencia y se respetara la vida de los indígenas los cuales por esto y muchas otras cosas la quisieron mucho. Para 1769, doña Juana enfermaría y poco después moriría.


Finamente, podemos decir que la leyenda sobre la vida de esta mujer fue muy importante para la fundación de Tijuana, ya que marca una idea basada en una lucha por estas tierras y sus indígenas. La Tía Juana ha sido y será para esta ciudad la madre que la vio nacer y para muchas otras personas fuente de inspiración.


Fuente: Carla Echevarría:
http://fronteranorteuabc.blogspot.com/search/label/02%20historia%20mitos%20y%20leyendas%20de%20la%20frontera
Referencias citadas: José Manuel Valenzuela Arce (coord.)(2000) Entre la magia y la historia. Tradiciones, mitos y leyendas de la frontera. Tijuana, El Colegio de la Frontera Norte, plaza y Valdés.

viernes, 2 de octubre de 2009

ORIGINAL TORRE DE AGUA CALIENTE


Símbolo de Tijuana



Lic. Pedro Rivera Briseño

La conocida Torre de Agua Caliente, después Faro Carranza y finalmente, conocida como Torre Tijuana, ha sido a lo largo de la historia de Tijuana, un símbolo que ha identificado mundialmente a la ciudad. La razón de ello es por la belleza del estilo arquitectónico que poseía la torre, además de ser un ícono que representa una de las etapas históricas más importantes del turismo que se desarrolló en esta ciudad en el siglo XX.
Asimismo por la representatividad que ha tenido para los tijuanenses que ha sido empleada como logotipo por organizaciones sociales, culturales, deportivas y políticas de la localidad.

EN EL COMPLEJO TURÍSTICO
El Complejo Turístico de Agua Caliente consistió en una serie de espacios como un hotel con 50 habitaciones, los bungalows, el fastuoso y elegante casino, balneario, hipódromo, galgódromo, campo de golf profesional de 18 hoyos y una pista de aterrizaje para avionetas que en su conjunto, presentaban excelentes servicios a sus miles de visitantes. Es importante remarcar que Agua Caliente llegó a tener renombre más allá de las fronteras del país, no sólo en los Estados Unidos, sino también en Europa y Asia.
Sin duda, uno de sus principales espacios turísticos de Agua Caliente fue el casino donde noche a noche por espacio de siete años se practicaron todo tipo de juegos de azar. Sin embargo, para 1935, el presidente de la República, Lázaro Cárdenas, emitió un decreto en el que prohibía la práctica de los juegos de azar en todo el país por lo que Agua Caliente tuvo que cerrar sus puertas.

En ese contexto se construyó la Torre de Agua Caliente en 1929. Funcionó en primer momento como campanario en las instalaciones del hotel y después a las afueras de éste. Sirvió también como punto de referencia a los visitantes que llegaban por vehículos a lo largo del camino que dirigía a Agua Caliente. El diseño de la torre, al igual que el resto de los trabajos de diseño del Complejo Turístico, estuvo a cargo del estadounidense Wayne McAllister.

EN LOS AÑOS CUARENTA
Cuando el centro fue expropiado en 1937 por el General Lázaro Cárdenas, y en 1939 las instalaciones se acondicionaron como aulas educativas, la torre se convirtió en el símbolo del Centro Escolar. Después lo Torre fue empleada como faro para dar servicio al primer aeropuerto de la ciudad, en donde hoy se encuentra localizado el fraccionamiento Aviación.
Lamentablemente el día 12 de diciembre de 1956 la Torre se incendió por completo, desapareciendo del escenario geográfico, pero no del imaginario colectivo de Tijuana, ya que la figura de la torre se utiliza como logotipo de numerosos grupos sociales de la comunidad. Inclusive desde el mismo momento de su desaparición se consideró la posibilidad de realizar una réplica.

LA CONSTRUCCIÓN DE LA RÉPLICA
En los años ochenta del siglo XX, el Club de Leones de Tijuana promovió la construcción de una réplica y el X Ayuntamiento de Tijuana se encargó de iniciar las obras de jardinería en el denominado Parque Fundadores, predio que recién se había expropiado para ligar al nuevo Bulevar Fundadores con el Agua Caliente. Para ello, se organizó un comité que tendría la tarea de emprender una cruzada entre los tijuanenses, con el objeto de recaudar fondos para su construcción. Entre ellos se encontraba el Arq. Antonio Padilla Corona, quien era jefe de proyectos de la Dirección de Obras Públicas Municipales y realizó el proyecto y la maqueta de lo que se denominó Parque Fundadores así como el Ing. Jorge Ruiz Fitch, encargado de la construcción de la torre.

Réplica de la Torre de Agua C.

El arranque de la obra fue el día 11 de julio de 1984, con la presencia de la comunidad tijuanense y en forma muy especial, de los integrantes del Club de Leones, autoridades civiles y militares. Es muy oportuno destacar la labor que efectuaron los socios leones para que la obra se llevara a la realidad, ya que fueron los promotores y gestores de los recursos económicos para su realización

El mejor ejemplo fue el maratón aéreo que efectuó el piloto aviador y socio león Sergio del Río, quien en una avioneta recorrió el cielo de Tijuana por 48 horas con el fin de obtener fondos para la obra. Después de cuatro años de distintos esfuerzos, finalmente, la Torre de Tijuana, como se le llamó, fue inaugurada el 14 de mayo de 1988. En la actualidad y en su interior cuenta con el Salón de la Fama que muestra la historia del deporte tijuanense. Pero sin duda, la Torre continua siendo una imagen representativa del devenir de nuestra historia de Tijuana así como un emblema para las nuevas generaciones de tijuanense y en un ícono del escenario urbano de la ciudad

Fuente: José G. Rivera Delgado rivedelgado@hotmail.com
Archivo Histórico de Tijuana.


P.D. El gobernador Braulio Maldonado (1953-1959) la mando quemar (era de madera), según se dice por ahí…
Esta torre se ubicaba en donde ahora está el monumento al libro de texto y se incendio el 12 de Diciembre de 1956. Se manejo como que manos criminales le habían prendido fuego, que había sido intencional de acuerdo al periódico El Heraldo de esa fecha.
Por aquellos años y efectivamente en la prensa se daba a conocer la noticia, e inclusive se mencionaban nombres de hijos de prominentes tijuanenses de aquella época, en los corrillos estudiantiles se manejaban los nombres de los alumnos que aparecían como responsables, pero como siempre sucede, se opto por la versión del cortocircuito y el argumento de que la Torre era muy vieja y de material de mampostería y por ello altamente flamable.
La urna para los donativos se instalo en calle 7ma. y Revolución y coopero toda la ciudadanía, se efectuó en dos Aviones Cessna 150, los piloteo durante 2 o 3 días sin descansar y solo aterrizando para reabasto de combustible, necesidades fisiológicas y remuda de naves para mantenimiento, la toma de alimentos la efectuaba en el aire. Aquel intrépido aviador y locutor se llamo José Luis Rivas Marentes, mientras volaba subía con él un medico para revisar sus reflejos y condiciones físicas. Uno de los aviones aun existe perfectamente restaurado y en condiciones de aeronavegabilidad en la ciudad de Los Ángeles, en California, resguardado en un hangar cuyo propietario es un norteamericano que lo adquirió de José Luis al conocer su historia.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Grupos Indígenas de Baja California

Lic. Pedro Rivera Briseño

Hace unos 3 mil años penetraron a Baja California varias corrientes migratorias provenientes del sur de Estados Unidos. Eran grupos de filiación lingüística yumana. Durante milenios se mantuvieron nómadas y su economía dependió básicamente de la recolección, complementada con productos de la caza y la pesca. Entre las montañas y el desierto, recorrían grandes distancias recogiendo bellotas, semillas, tunas, piñones, agaves y frutos de la manzanita y la guata.

Con el tiempo aquellos hombres se agruparon en distintas bandas y cada una procuró delimitar su territorio. A la llegada de los misioneros, los indígenas Kumiai, Pai pai, kiliwa y Cochimí fueron congregados en rancherías aledañas a las misiones. Únicamente los Cucapá se mantuvieron libres, debido a que en su región no se estableció ninguna casa de religiosos. La imposición de una cultura ajena inició el proceso de aculturación de los aborígenes, el cual se acentuó con la llegada de los otros extranjeros y mexicanos.

En la actualidad, los grupos indígenas viven en asentamientos enclavados en los terrenos que se les han concedido legalmente, y aunque por lo general se trata de áreas cerriles, de agostadero y pedregosas, eso les permite tener los mínimos recursos de subsistencia y un espacio geográfico que les pertenece. Según el último censo realizado por el INAH en 1978, existían entonces en Baja California 1,051 indígenas, cuyo número seguramente ha aumentado.

Artesanías
Los Pai pai, los Cucapá y los Kumiai siguen produciendo algunos objetos que antes eran de uso cotidiano y ahora sólo se hacen para venta. Los collares, capas y cintos de chaquira son elaborados por las mujeres Cucapá, conforme a una tradición centenaria. Antiguamente utilizaban piezas de concha y a partir de 1852 las emplean de vidrio veneciano o checoslovaco, pues al establecerse la ruta de vapores por el río Colorado los comerciantes extranjeros introdujeron esos productos.

La cestería de junco la tejen las mujeres y niños Kumiai, quienes por ese medio obtienen un ingreso. Entre los Pai pai, los hombres labran objetos de madera (arcos, flechas, mazos y palos de cacería) y las mujeres modelan olas de barro con técnicas centenarias.

Los Cochimí
Los Cochimí viven en la comunidad de la Huerta, a unos 12 km del poblado de Ojos Negros, por la carretera San Felipe-Ensenada; y en San Antonio Necua o Cañón de los Encinos, 6 km al sur de la carretera Tecate-Ensenada, a la altura del km 70. Poseen 3 272 ha de agostadero cerril que les fueron otorgadas por resolución presidencial el 16 de enero de 1970, para beneficio de 18 familias. Disponen de tierras regadas por bombeo y siembran frijol, maíz, cítricos y otros árboles frutales. Tienen también algunas cabezas de ganado.

Los Cucapá
Los Cucapá habitan principalmente en la comunidad El Mayor, en el km 60 de la carretera Mexicali-San Felipe. Otros están dispersos en el Valle de Mexicali (colonias Mariana y Zacatecas, ejidos Saltillo y Cucapá Mestizos y Poza de Arvizu, al sur de San Luis Río Colorado). Dedicados a la agricultura desde hace aproximadamente mil años, perdieron sus tierras a finales del siglo pasado cuando el gobierno de Porfirio Díaz concesionó grandes extensiones a Guillermo Andrade, que después pasaron a poder del Colorado River Land Co. Los Cucapá se convirtieron entonces en leñadores, pizcadores y peones. La inundación que sufrió el Valle de Mexicali en 1978 llenó de agua la Laguna Salada y otros bajíos cercanos a su comunidad, de modo que hasta 1989, en que esos depósitos se secaron, estuvieron dedicados a la pesca. Su régimen de propiedad es comunal. En 1973 se les titularon 143 072, ha de terrenos áridos, arenosos y pedregosos, entre ellos los correspondientes a al Sierra Cucapá y a la Laguna Salada, sin un solo palmo cultivable. Hay en esa extensión grafito, cal, yeso, cristal de roca, azufre y material pétreos, aunque inexplotados por falta de recursos económicos y técnicos.

En general, los grupos indígenas pierden cada vez más las manifestaciones de su propia cultura, pues carecen de educación bilingüe y bicultural a excepción de los Kiliwa, todos cuentan con escuela primaria, atendida por uno y hasta tres maestros. En San Antonio Necua está en obra un programa de rescate cultural; entre otras acciones, la señora María Emes enseña a los niños música y danza cochimí.

Los Kiliwa
Los Kiliwa habitan en el desierto, en San Isidro y en el cañón Arroyo de León. En 1970 una resolución presidencial los dotó con 26 910 ha de tierras comunales. Los beneficiados fueron 34 familias. Arroyo de León está 15 km al sur de la carretera San Felipe-Ensenada, cerca del Valle de la Trinidad. La región es casi inhabitable, sin agua y sin extensiones planas para cultivar. La vegetación es desértica, formada por lechuguilla, choya, agave, yuca y biznagas. Tan hostil medio geográfico obliga a los Kiliwa a emplearse como peones o vaqueros en los ranchos vecinos al Valle de la Trinidad.

Los Kumiai
Los Kumiai están congregados en San José de Tecate y Juntas de Nejí, Municipio de Tecate, y San José de la Zorra, Municipio de Ensenada. Esta última comunidad, la más numerosa, queda 16 km al norte del ejido El Porvenir, en el Valle de Guadalupe. Los Kumiai poseen tierras bajo el régimen de ejido colectivo, como una ampliación de El Porvenir.

Siembran trigo de temporal y hortalizas de riego por bombeo, cuyos productos venden en Tijuana. También recolectan miel durante el verano, en los cerros aledaños; parte de la cual comercializan. Los hombres salen a trabajar en los campos de vid del Valle de Guadalupe. Las mujeres recolectan bellotas en noviembre y diciembre, cuidan el ganado caprino y vacuno, atienden la casa y elaboran cestos de junco.

Los pai pai
Los Pai pai radican en Santa Catarina, 8 km al norte de la carretera San Felipe-Ensenada, a la altura del poblado Héroes de la Independencia. Santa Catarina, cuyo nombre indígena es Xac Tojol, fue fundada por los misioneros dominicos en 1797 y destruida en 1840, durante la sublevación de los Cucapá, Pai pai, Kumiai y Kiliwa.
En 1974 les fueron adjudicadas a los pai pai 2 817 ha, de terreno cerriles para explotación colectiva. Hay en esa extensión pequeñas zonas cultivables, aunque sin agua, pues sólo un arroyo de temporal pasa por la comunidad. Los hombres salen a trabajar en los ranchos aledaños, y las mujeres se dedican principalmente al corte de la guata, cuyos troncos venden como material para cercar terrenos. Otras elaboran cerámica.


Fuente: Wikipedia